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domingo, 19 de julio de 2015

Vencida

La tristeza de nuevo
Amenaza en el ocaso de mi ser.
No hay cura que persiga
Para esta enfermedad
Cuando ni siquiera puedo alcanzar a verme
En el espejo
Donde no me reconozco en la belleza,
En el amor,
En la amabilidad.
Soy más compendio de otras palabras
Mucho más duras.
Soy más dolor que tiene un cuerpo
Que cuerpo que tiene un miedo,
Como si sólo fuera uno,
Y no se pareciera a ti.
Yo, que también lo siento,
No puedo evitar pensar
Lo distinto que es del tuyo,
Lo bonito que sería que se parecieran.
No pueden asomarse más lloros,
Ni gritos tras las decepciones.
Las esperanzas se asesinaron,
El optimismo se vertió por un puente.
Qué debo hacer,
Si el cansancio amenaza con establecerse
En esta mente y en este cuerpo.
Pero esto también soy yo,
Mis heridas,
Algunas, tan mías como tuyas.
Quizá sucumba otra vez a abrirlas,
A llorarles encima porque el dolor
Es demasiado potente y nubla,
A veces,
A cualquier otro sentimiento.
No aguanto.
Yo también tengo mis miedos
Y, hoy, no tengo más fuerzas
Para continuar enfrentándolos.
Temo ver que, de verdad, hoy te has ido,
Que has muerto un poco para mí,
Que quizás eso prefieres
Y que las lágrimas son incontenibles.
Temer que no quede suficiente,
Que no se demuestre la fuerza
Y ganen todos nuestros miedos.
Si eso ocurre
Yo habré desaparecido
De tu lado de mundo.
No había lugar para mi en el alma.
Ni en la vida.
Y hoy, no hay remedio,
Me gana la partida
La tristeza.
Me gana el dolor,
El nudo en la garganta
Y no sé más
Cómo se escribe
O solía escribir.
Pierdo el don,
Me vencen.
No sé si pedir ayuda,
Si ya estoy vencida.


19.07.15

Cristina Merino

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