© 2013-2017 Cristina Merino Navarro


martes, 30 de diciembre de 2014

Se avistaba el humo,
Y tus dedos luchando con cada tecla,
Desprendiendo fuego.
Mi mirada se relajaba, en los silencios,
Pendiente del choque de la carne.
Las pausas se antojaban demasiado breves,
El resoplido de tus manos se volvía azaroso
Y lo más antinatural que ocurría, era dejar ir el aire,
Excepto, quizás, por mis lágrimas.
Me dolían tanto los oídos,
Que quise arrancarme los ojos.
Estabas acabando con todo,
Menos con el sufrimiento en las notas.
Me imaginaba un paisaje oscuro y liso,
Mientras te abstraías.
Habría sólo un árbol, un ciprés alto,
Y como una escena rodada en cámara lenta,
Con la banda sonora en tus manos.
Te acercarías como quien no quiere llegar,
Dejarías de tocar y extenderías los brazos,
Y tu música se me antojaría triste, fúnebre y vacía
Alcanzando al ciprés que rompe con la claridad
De una mañana sin tu existencia.
Ni la mía.
Con olor a renacimiento, pero también a muerte.

30.12.2014

C. Merino

martes, 23 de diciembre de 2014

Y nuestras miradas se condenaron,
Cuando sus ojos no llegaron a encontrarse. 

17.12.2014
C. Merino

lunes, 15 de diciembre de 2014

Fin

El deseo se extinguió.
Pero no quedaron las cenizas.
Quedó la llama,
Prendida aún, de esa biga,
Tan alta, tan alta,
De la que se suicidó.

15.12.14

C.Merino

viernes, 12 de diciembre de 2014

Imborrable

Se habían cerrado todas las ventanas,
Respiraba el polvo, impregnado de tu olor.
Mi nariz esnifaba de nuevo tu nombre,
Aspirando por mis fosas nasales tu droga.
Fue la recaída en salto de ángel más larga de mi vida.
Encerrada en tu casa que hacía tiempo no limpiabas,
Con las puertas cerradas y los cristales ennegrecidos.
Las jeringuillas estaban esparcidas en cada estancia
Y mis brazos se cubrían con moratones soñando tu cara.
Había telones que apartaban mi espectáculo del público.
Estaba quemándome con una autoflagelación infligida
Y si sólo cenizas tenía de ti,
Me parecía lógico convertirme también en nada.
Me inyecté una sobredosis de ti, y me fui, dejando la puerta abierta,
Por si decidías reconstruir tu el pasado sin mí.

12.12.2014

C. Merino

jueves, 4 de diciembre de 2014

GB

Se fue mientras abrazaba su espalda,
Y arañaba sus pecas inhalando la sangre.
Me pregunté si fue la edad o la estupidez,
Si fue porque él era imbécil, y yo gilipollas.
Así me quedé con tus pieles muertas
Bajo mis uñas ensangrentadas intentando
Arañar de nuevo el recuerdo de tus pies
Alejándose con el rostro girado,
Y una mirada a contraluz
Que no conseguía discernirme delante.
Me sentí fantasma, oblicua, transparente,
Ser de luz que intenta materializarse
En cualquier otra tonta.

04.12.2014

C. Merino

martes, 25 de noviembre de 2014

Casa

No hay mejores estacas
Que tus dientes mordiéndome el cuerpo,
Que rasgando y sangrando mi piel,
Haciendo supurar el dolor.
No hay mejores vendas
Que tus manos alrededor de las heridas
En la irrealidad de mi sueño pastel,
Con tonos desconchados
Y veinte años vacíos de decoración.

24.11.2014

C. Merino

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Quisiera verte las palabras
A cada repaso con mis manos por tu cuerpo.
Saborear las memorias pesadas
Y aliviarte las heridas sin marcar en tu piel.
Dejar en libertad a tu alma
Desarmar tus prisiones y machacar las cadenas.
Desatar las tormentas más inesperadas
Llegar a ti como un tifón controlado y descontrolarme,
Aprender a devastar las expectativas con las que me mirabas,
Atravesar las vallas más angostas de tus miedos
Y soplarle al viento que no hubo más pérdidas.
Que las bajas sólo fueron mis bragas,
Que nuestras ganas de estudiarnos se entendían.
Quisiera verte todas las palabras,
Cogiendo las curvas de mi cuerpo,
Acelerando en las subidas y aún más en las bajadas.
Que se desgasten las ruedas y me quemen.
Que me marquen tus labios en todas las marchas,
Que acabe el trayecto cuando me eches de tu cama,
Porque ya no me echas de menos,
Ya no me quieres del verbo verme
Y el cielo se nubla unos momentos
Representando mi tristeza entumecida y efímera.

17.10.2014

C. Merino

martes, 18 de noviembre de 2014

¿Cómo es posible,
Esta abstracción casi maníaca
Cuando escucho los sonidos de tu voz
Gritando en el oído de mi acantilado
Delante del abismo anegado de mis horrores?
¿Cómo es capaz mi razón,
Dejar de existir, como un pájaro
Que murió en manos extranjeras
Cuando oye rasgar con uñas mi piel?
¿Cómo existir este sonido
De otro mundo, de ultratumba,
De un universo de cuerdas incomprensible
Que se adueña de mi alma y llaman música?
¿Cómo me hace olvidar tus nombres,
De las caricias como si fueran otro tiempo
Y la atemporalidad estuviera en las notas?
Me pierdo en la realidad de sobrevivir
Con la música de tus dedos sobre mi cuerpo.

17.11.2014

C.Merino

domingo, 16 de noviembre de 2014

Te quería cerca entonces,
Sentirte como una cárcel a mi alrededor.
Saber que no te marcharías lejos,
A los sitios más típicos sin llevarte un recuerdo,
Prometiendo inocentadas,
Gilipolleces tan estúpidas como mi nombre.
Enmarcar las sombras de mis rasgos
Para llevarte algo que se pareciera a mí,
Sin permiso.
Saludar lo monótono desde lo alto de una montaña,
En la que resonarían nuestros nombres ahogados.
Aclamándonos por hacer las cosas, físicas,
Por no sacrificarnos con palabras incomprensibles,
Irresistibles y vacías.
Te quería entonces más cerca.
Saber que podías.
Y que decidiste coger mi mano,
Llevarme cerca y, de repente, andar, andar, andar,
Y encontrarme con la puerta
Que separara nuestras córneas,
Pero nada más,
Solo un trozo de madera que hace música.

29.07.2014
C. Merino

martes, 11 de noviembre de 2014

Tú no ves

Que no me engañe tu boca,
que tus ojos no ven
sólo miran,
aprecian unos colores,
vislumbran unas formas,
pero los abres y no me ves.

Hace horas.
C. Merino.

sábado, 8 de noviembre de 2014

La terminal del desastre y la despedida

Se desperdigan mis manos sin poder alcanzar nada
Y despierto con el sonido de unas pisadas
Que no llegan nunca a ningún puerto.
Os he dado la espalda, he empezado a andar.
Os dejo con otra carta más, con la despedida
En la soga que coloqué en esta habitación.
Cerré la puerta y coloqué el cartel de “vida”.
Me dejé las llaves en el recibidor,
Como bienvenida al primero que tuviera que entrar.
Le dejé las escrituras de ocupación a la vista,
Y unas flores bonitas en el jarrón de la esquina.
Pedí que limpiara la mierda y arreglara los destrozos,
Anotándolo todo en una servilleta con restos de carmín rojo,
 (Los últimos retazos de mis labios vivos)
Que yo me iba. Que me largaba.
Que a tomar por culo la casa, que quería quemarla.
Que me entraba la tos con el humo y moría.
Que joder, que adiós, que me odiéis,
Haced que sea más fácil perder la partida,
Haced que largarme sea un gozo, un orgasmo, un placer.
Hoy confieso, por si la extremaunción falla, yo claudico,
Que quisiera follarme a la muerte a la hora de las brujas,
Descifrar el secreto que se oculta debajo de sus faldas y la guadaña,
Y avivar todos los fuegos en los que se me quiso quemar, condenada.
Implorar por el castigo justo ante Dios en vez de clemencia.
Dejarme torturar y vaciar la existencia de sentido alguno.
Rogar por las llamas que me lleven ya esta noche,
Cargar y casarme contra y con la locura,
Besar las estrellas en la oscuridad, enamorarme de la otra cara de la luna.
Delirar a estas horas tempranas, que las tardías me esquivan.
Suplicar por un poco de rasgueo de guitarra,
Por si consigue conmover mis lágrimas escondidas dentro
De la caja de Pandora que bauticé como corazón de Cristina.
Ironizar con sonrisas obsoletas mientras me ahogo.
Que me practiquen el boca a boca y fallen en reanimarme,
No conseguir respirar porque he decidido que está bien alejarme,
No hay otras opciones válidas que me den ganas de regresar.
Ya no me queda más esperanza que estas letras que construyen palabras,
Que me grito, por cierto, porque he ensordecido al volverme vieja,
Por haberme hecho, Dios, que murió en manos alemanas, tan joven.
Que la nada no pinta tan mal, exista o no exista.
Que adiós, que buenas noches vida, acúname hoy que necesito calor.

08.11.14

C. Merino

jueves, 6 de noviembre de 2014

Suenan las sirenas
De mil corazones ardiendo.
Tú ya no existes.
No estás en mis recuerdos.
Me hablarán de tu nombre,
En algún puto momento,
y no reconoceré en él tus dedos.
Habrán reemplazado tus besos,
Las mordidas al alba en el sexo.
Habrán ocurrido otros pechos,
Otras caricias habrán muerto
Y no conseguiré materializarte,
En ningún sueño con los ojos abiertos.
Te hice invierno,
Y mi corazón se prendió de repente.
Mis cenizas siguen esperando al viento,
Que me pregunta si creo en el tiempo.
Respondí que la arena infectó las heridas,
Y que no había sangre que encontrara salida.

20.07.2014/06.11.2014
C. Merino.

martes, 4 de noviembre de 2014

Aprendí a no echarle más de menos,
A no querer deshacerme como las sábanas en su cama.
Aprendí a callarme los buenos momentos,
Porque los malos eran más y no los contaba.
Aprendí a dejar de esperar correspondencia
Que portara su nombre con manchas de sangre.
Aprendí a desesperarme y a ser impaciente.
Aprendí a olvidar que te esperaba,
Hasta que apareciste de nuevo en las calles
Que habías pensado en no volver.

C. Merino

17.10.2014

jueves, 30 de octubre de 2014

Me entristeceré en ese punto
en el que entiendo a lo efímero y trascendental
de aquello que acaba 
aún cuando creía que era suficiente, 
si me gustaba, pensaba.

30.10.2014
C. Merino

viernes, 17 de octubre de 2014

Se prostituían mis maneras de quererte,
Se vendían mis esperas en las esquinas de mi cabeza.
Después de drogarme con tu aroma,
Estaba con el mono de tu ausencia.
Soñaba con otro mundo en tus manos,
Con abrazos contra tu cuerpo y el mío ahogado,
Dolorido entero por tu presencia.
Algunos médicos calificaron mi dolencia,
Un fallo cardíaco, decían, con el sello de tu yema.
Científicamente amor se llamaba,
Y aseguraban que tus ojos me mataban,
Que acababan conmigo tus maneras.
Yo me suturaba con risas exageradas.
Si eso era amor, estaba perdida en mi soledad extraviada.
Pero mi corazón no reconoció la palabra,
Seguía latiendo sin sentido, tal vez esquizofrénico,
Doloroso, como siempre, con tu añadido,
Con el añadido iracundo de tu rostro.
Y seguían latiendo sus pedazos vendados
Por todos los besos que me diste y no recuerdo.

17.10.14

C. Merino

miércoles, 15 de octubre de 2014

Se acerca el final,
Y tú a kilómetros de distancia
Sin acordarte de mi nombre
Sin pensar en mi cara
Estrangulando mis lunas,
Ahogando mis soles.

07.10.2014

C. Merino

viernes, 10 de octubre de 2014

No se han escapado las lágrimas,
De la prisión etérea de las calles.
He lanzado aprisa los gritos insonoros,
Por mi garganta,
Y me he desangrado inundada de ti.
Me he desgarrado sin haber amado,
Tampoco he vivido ni he muerto.
Se me ha comido la vida y el viento,
Me incitó caer.

10.10.2014

C. Merino

miércoles, 8 de octubre de 2014

Herimos como para no sobrevivir,
Para no recuperarme.
Es decir, me heriste indiferente en el silencio
Y se me ha quedado un regusto amargo
Procedente, creo, de tus labios,
En cuyos nervios mis orgasmos se hallaban.
Se me manifiestan sus fantasmas,
Las glorias antiguas inexistentes en el recuerdo.
Y no veo cómo ha terminado,
Si tú no lo deseabas, si yo no lo esperaba.
Si mis sueños siguen amenazantes en la almohada.
Qué esperabas, que quería yo,
Además de dedicarte algún poema,
De darme y olvidarme de quién era,
A que nombre respondía.
Gritar en los vacíos de tu cuerpo extraño
Abrazar las promesas sin pronunciar e imaginarias,
Porque mi mente me engañaba.
Y la herida decía que había terminado
Me lo susurraba y me mordía los dedos,
Pero me negaba a dejarme invadir
Por un cuerpo ajeno al tuyo, con otras trazas.
Y nos dimos muerte,
Con una despedida sin hacer,
Sin un hacer el amor en el portal mientras me besabas
Como si supiera a primera vez
Y nuestros labios se desconocieran y fueran vírgenes
Los unos de los otros.
Nos herimos como para volvernos a ver.

08.10.2014
C.Merino


martes, 7 de octubre de 2014

Se me escapaba la vida
Por gilipolleces como desaparecer
Sentir que me abrumaba respirar
Y perecer porque decidí huir.
Rezar al ateísmo más puro
Para suplicar dejar de temerte
Por si tenerte resultaba infantil
Imperdonable y no me reconocía.
Se me escapaba la vida
Y mi voz granaba
Por no saber llamarte.
Mis pensamientos deliraban
Pensando en la muerte,
Porque yo moría y tú me desaprovechabas.
Yo moría.

28.09.2014

C. Merino

jueves, 2 de octubre de 2014

Nos encontramos en una travesía sin luces.
Se han apagado los limites y se abren las ganas,
Cómplices de nuestras sombras y la locura.
Estamos donde en realidad no existe la calle
Y aún puedo perseguirte.
Quizá no alcanzarte, pues se me rompen los llantos,
Se me resquebrajan los labios que resiguen tus formas.
No hay putas que nos vigilen las manos,
Que me regañen por besarte con mis ojos en cada esquina.
No hay yonkis que me griten por arañarte, cuando agonizan en los bancos,
Por sacrificarte cada vez que soy débil
Y olvidarme de que existe un mundo que no te me ofrece.
Estoy más cómoda detrás de unas sabanas, y de una puerta.
Sin historias.
Sin pasado que nos persiga y aceche,
Para volarnos la cabeza, por locos, chalados, majaretas.
Serás tú la pistola que acabará conmigo,
Cuando nos amemos mal,
Cuando de repente sepamos cómo hacerlo
Y nos encontremos que no sabemos ni mirarnos,
Ni probarnos ni calibrarnos.
Cuando se caiga el cargador y se desperdiguen las balas.
Entonces, no habrá más locura sana,
De aquellas que echaré de menos.

16.07.2014

C. Merino

sábado, 27 de septiembre de 2014

Se me destroza el alma
aunque algunos quieren convencerme
de que el dolor proviene del corazón.

27.04.2014
C. Merino

miércoles, 24 de septiembre de 2014

Se despidieron las sombras,
A escupitajos de sangre en la acera.
Ella levantó las manos
Y disparó con sus dedos a los cuerpos.
Pisoteó todos sus sueños,
Destrozó sus esperanzas.
Él no tuvo tiempo para empezar a correr,
A vacilar contra la pared y atravesarla.
Ella siguió andando sin mirar atrás,
Malgastando las esquinas mal posicionadas
Desconchando corazones abollados.
Y cuando los curaba, los sentenciaba.
Colocaba sus labios en su piel,
Bang bang,
Y sus manos disparaban,
Sus dedos masacraban sus ganas
Y su boca les hacía enloquecer, bang bang.

24.09.2014

C. Merino

martes, 23 de septiembre de 2014

Demasiado profunda lo llaman
Quizás demasiadas lágrimas también
Que jamás pude verter.
Ni cuando sabía que esto acababa,
Así, con antelación y negatividad,
Ni cuando mi corazón se encabritaba
Y juraba que no había razones.
No, al menos, para creer el destino.
Si yo ando, yo decido
Y he escogido rasgarte
Marcarte a fuego mis dactilares en tu alma.
He escogido que los demás se equivocan
Que mi lucha no acaba hasta mi muerte
E imagino que estará en tus manos la lanza
Pero te la cogeré y sustituiré por un beso,
Te compensaré con una caricia
Y me giraré sabiendo que vendrás a encontrarme.
Porque he cogido con mis manos los designios
Y he decidido que se han equivocado
Y que puedo y voy a cambiar sus tiradas.
Quizás por desesperación,
O por el síndrome del corazón entero,
Pero puedo cambiar lo que han visto
Pues yo decido dónde piso cuando ando.

21.09.2014

C. Merino

domingo, 14 de septiembre de 2014

No dejaba de tropezarme con todos mis miedos.
Me comía los suelos de calles irreconocibles,
Sabiéndolas mías.
Me desplomaba ante mis dioses internos que batallaban
Y se degollaban dentro de un yo insulso.
Me vacié de palabras y me dejé de escribir a mí misma.
Empecé a llorar todas las ganas a solas
Para evitar las tentaciones.
Me mordí mil veces la mano, cientos de miles la boca,
Por si se les ocurría recordarte en la nada,
A años luz de distancia, bajo otro satélite en otro mundo
En el que sólo la memoria iluminaba la inexistencia
Y el sol no surgía,
Y era la noche la que ardía en su completa oscuridad
Incapaz de iluminar tu cara.
Pero consigo levantarme aunque haya sangre,
Estoy a un tiempo de dejar las rodillas y alcanzar el cielo,
Hacer desaparecer las cadenas y desenjaular mi corazón,
Salvaje y huidizo,
De tu nombre que lo aprisionaba y cruel sacudía,
Empequeñeciendo su valor de hacerse grande.
Ya me preparo para tropezar otra vez.

09/14.09.2014

C. Merino

viernes, 29 de agosto de 2014

Esperando que compense soportarme
Me observo en el espejo que ha envejecido por mí.
Porque ya no me reconozco.
Es otro yo oscuro y deseo obsoleto
Que se agiganta, nutriéndose de mis temores.

Espero aquí alargando las manos
Sólo de vez en cuando para saber qué es real.
Sé que más allá podría ver al fuego avivado,
Como una metáfora de mi alma naufragada y perdida
En costas de un mar muerto menos bonito,
Menos eterno que el de los demás.

Me da pavor dirigir la mirada a esos ojos que me auscultan,
Que me taladran y me avergüenzan.
Son demasiado negros, son demasiado grandes,
Son demasiado oscuros para enfrentarme a ellos.
Por si no sirven.
Y no existe más tras la máscara de piel que me oculta,
Esa faceta más tenebrosa y mía.

Y si echas a correr cuando me proclamo humana,
Porque jamás pude llegar a diosa
Y me queda ese regusto amargo que a veces da la vida.
¿Sabré vivir con las consecuencias,
Con el quedarse las ganas,
Con el no esperar menos, por no saber esperar más,
Mientras me atormento pensando en condicionales?

¿Sabré si hay que saber algo,
Si quiero saber alguna cosa,
Por si duele y me sorprendo?

Ser o no ser idiota,
Esperar o desesperarme por quien me soporta.
Esperar o evadirme por si me niega.
Esperar o saltar, por si vuelo en el intento,
Y no caigo en picado al fin de un sufrimiento que quizás,
Sólo quizás,
Podría echar de menos en un letargo insensible.

(Quizás valga la pena, eso de lo que hablan,
Respirar y notar como duele.
Saber que sientes, que sigues viva).

Esperar o desesperarme.
Quizás soñar que mejor esperar.
Poder anticiparme a tus pensamientos,
Porque mordería tus sonrisas.
Por desesperarme. No saber esperar.

Anhelar acabar con mi sombra viva del espejo,
Por su sonrisa incandescente y fea.
Apuñalar o no apuñalar el reflejo.
Esperar o desesperarme. Qué será eso.
Escoger olvidar, por si mirar es jodido.
Escoger esperar a la vida, para no desesperar.

Sigo esperando.

29.08.14

C. Merino

martes, 26 de agosto de 2014

Se respiraba a nuevo.
Esa hierba hacía poco que había crecido,
Y nos alababa con su suave vaivén,
Con su dejarse hacer el amor por el aire.
Todo eran piezas que encajaban,
Dentro de la soledad de ese momento,
Oscuro y eterno de un microsegundo.
Todo pertenecía a todo.
Menos nosotros.
Perteneciéndonos tan poco,
Que las miradas se desviaban al cielo.
Como un volver al lugar del que procedemos,
Un mirar atrás sin sentido hacia unas estrellas,
Vistas como recuerdos imborrables de nuestro paso.
Y no puedo evitar pensarlo.
Yo a un siglo de distancia del roce de nuestras manos.
Tú a mil lunas de oler mi perfume enloquecido esta noche.
Y los cantos silenciados,
Abnegados y vergonzosos por nuestra desnudez
Impía y carnal de nuestras almas
Que se inclinaban al vacío rocoso
De ese acantilado en el que se convirtió la despedida.
Se respiraba a nuevo.
Sí, es cierto, Señor, si lees esto.
Porque nos estábamos ya olvidando,
Y yo te pertenecía tan poco,
Que tú me pertenecías otro tanto,
Que no sé. No sé qué pretenderé confesar.
Que yo respiraba y oía la sangre alcanzar puntos inexorables,
Esperanzas vacías en un subir de respiraciones,
Un ir y venir quejoso y frustrante de miradas de otra gente alrededor.
Y que no sé a lo que pretenderé tener miedo.
No lo sé ahora, quizá mañana.
Y que no sé.
No sé mirar al horizonte y ver el límite,
Ni línea visible que me separe el firmamento,
Ni creencia que me divida mi paraíso
O desgracia que acabe con mi vuelo o mis alas.
Si no sé.
Si miraba a lo lejos y veía que me apoderaba de todo en un momento,
En una inquietud,
En un temblor de tus labios,
En un misterio de tus ojos abiertos y sin dejar claro nada.
En un algo.
No hay temor cuando te contemplo
Ni cuando respiro.
Aunque de repente me sepa a nuevo,
Y no sepa a lo que debería tener miedo.
Si ya no hay dolor ni espera ni esperanza
Ni se oye ningún sonido.
Y la hierba ha pedido tregua a estas horas,
Agotada ya de que el viento soplara en su contra.

26.08.14

C. Merino