© 2013-2017 Cristina Merino Navarro


viernes, 29 de mayo de 2015

Por mucho que lo atraviesen,
En mi pecho siempre hay cabida
Para tu nombre.
Recuérdalo.
S i e m p r e.

22.05.15

Cristina Merino

miércoles, 27 de mayo de 2015

Acogerte

Te acojo en todas mis palabras
Cuando tu dolor sea insomne,
Allí donde yo pueda abrazarte
Como cura débil y breve
De tus heridas.
Ahí te acojo.
Ahí te abrazo
Como si en uno apretado
Pudiera describirte
Todo lo que inunda mi corazón,
Pedazos de mi alma
En el pecho
Cuando consigo tenerte
Entre mis brazos.
Pero acogerte (siempre) en ese lugar
Entre la cabeza y el estómago.
Te doy permiso, entonces.
Cúrate.
Puedes destrozarlo.

22.05.15

Cristina Merino

lunes, 25 de mayo de 2015

Bienvenido

Creo que ya eres capaz
De venir voluntario a mi mundo
Donde tu manera de quererme
Yo ya quisiera
Que tuviera aquí cabida,
Que tuviera aquí hogar o casa.

22.05.15

C. Merino

miércoles, 20 de mayo de 2015

EPITAFIO

Cuando llegue el día de mi muerte,
Que huelo cerca,
Que mi epitafio
Sea más bonito que mis letras
Y que contenga algo
De lo que yo te quiero,
Y algo de lo que tú
(Mínimamente)
Consigues quererme.
Y que me entierren cerca
De aquellos lugares
En los que me hiciste feliz.
Y que me recuerdes,
Releas mi epitafio
Y sí.
Que aún me quieras.

20.05.15

C. Merino

martes, 19 de mayo de 2015

El abismo

Este es otro microrelato que no ganó otro concurso. Pero no importa. Estoy muy contenta al respecto.


El viento se llevaba por delante a mi vestido de flores negras, y mis manos intentaban salvar las rosas rojas que protegía en mi regazo.
Aún podía recordar nuestra última conversación mientras avanzaba. El último invierno lo vivimos muy rápido, y ya era verano cuando llegué al ciprés, con los pies desnudos y ensangrentados. Pero pasé de largo, dejando tras de mí las huellas efímeras de mi existencia. Me dirigí al vacío, a la secuoya majestuosa imperante ante mi pequeñez. Y con cuidado de no perder las rosas, y sin pensar en las heridas ubicadas en mis pies, pero que no sentía en los pies, que sentía en el alma, me senté en el columpio.
Empecé a empujar con fuerza, a regodearme con la huida de los pájaros por culpa de mi vaivén. Pero no funcionaba. Mecerse sólo era maravilloso contigo. Así que lancé las rosas por el abismo negro al alcanzar el punto más álgido y, después, sin pensar, salté tras de ellas, con la certeza de poder volar tras las flores empapadas con tu sangre. A todas ellas las bauticé con tu nombre e hice desaparecer su antiguo apelativo en la caída, esperando a que ocurriera algo. No sé. A que aparecieras tú o tus alas respondiendo a mi desafío.

Apretado


Tengo el corazón
Cada vez más pequeño
Apretado de recuerdos,
De te quieros insuficientes
Ahogados en los gritos
Que no consigo gritarte.
Tengo el corazón
Sangrando en mis manos.
Y sé que querría que fuera tuyo.
Y sé que jamás podría dártelo.
Como si darte un solo órgano
Fuera suficiente para amarte.
Cómo si te merecieras sólo un corazón,
Y encima el mío.
Como si amarte así,
Como si el dolor de quererte,
No fuera suficiente.
Y así, así estoy.
Así de apretada.
Por ahí,
¿Lo ves?
Hay un agujero.
Por el pecho.

18.05.2015

C. Merino

jueves, 14 de mayo de 2015

Alcance

Se me va la energía.
Pierdo la fuerza.
No encuentro tanta sangre
En otros homicidios
Como en mi pecho.
Hoy no es el día para sonreír,
Aunque no hay risas desde hace tiempo.
La oscuridad se abre paso
Por el otro lado del corazón.
Me pierdo y desaparezco del mundo.
Clavo en la tierra las ganas
Con todo mi cuerpo.
Y no es suficiente
Como para dejarte sangrar,
Para dejarte ir,
Para que te vayas.
No puedo dejar de sentir,
Dejar de querer,
Aunque me equivoque
Al hacerlo.
No puedo avanzar
Ni salir
Irme lejos
De la muerte
En ese bosque donde intento
Dejarte marchar.
No puedo huir lejos
Porque te quiero
Y las sombras, la nada, la muerte,
Siempre me alcanzan.
El olvido
Me alcanza.
Pero tú
Nunca lo haces.

14.05.15

C. Merino

lunes, 11 de mayo de 2015

Creo que si lo único
Que nos va a unir
Es lo que yo escribo,
Mejor
Que no nos una nada
Porque habrá un momento
En el que no pueda
Seguir fingiéndome feliz
Cuando me preguntes como estoy.

Porque estaré sin ti.

06.05.15
C. Merino

jueves, 7 de mayo de 2015

Gato.

A veces ocurren cosas inexplicables. Y esa es una de las razones por las que escribo. O bien para dejar drenar el dolor o para poder expresar algo maravilloso. Empezar a escribirte a ti es de lo segundo.
Sólo que ahora duele.
Quizá pueda así entender por qué casi no hago ese viaje en el que tenía que encontrarme con el desconocido de ojos verdes, lejos de mis fronteras. Creo que si la gente se enterara de que existes, ni me creerían. Así que para qué contarles a ellos por qué intentan drenarse también mis ojos hacia abajo, en saltos de ángel al infinito de mi almohada.
Mantengo el arrepentimiento de haberte conocido. Y la dicha de haberlo hecho.
Soy eso. Sentimientos demasiado encontrados y contrarios. Soy quien siempre la caga por querer demasiado. Seguro que acabaría morada si cada torpeza mía pudiera tener un reflejo en mi cuerpo.
Pero qué puedo hacer para evitar mi terquedad. Mi obstinación. Mi ceguera. Soy una lunática que creyó en unas esperanzas infundadas en mi deseo. Creía que era cierto. Lo que no sabía es que yo te acabaría queriendo y que tú… bueno, qué tú, definitivamente, desaparecerías. Pero dejando tras de ti el nudo en la garganta.
Me arrancaría los ojos para poder dejar de ver tu belleza. La menos obvia. Supervivencia, lo llaman algunos. Gilipollez, otros. Pero qué voy a hacerle si veo lo que quizá quiero ver, si tú no lo ves en mí. Si las opciones se agotan. Si el tiempo, mi tiempo, se agota. Cada vez estoy más muerta. Y aún no tengo ni el epitafio con el que defender mi vida en el más allá, en el que espero, encontrarte también por sorpresa.
No tengo nada.
Y me extraño, si sólo tengo esto. Palabras y más palabras. Escritos y más escritos. Aburrimientos y más somnolencias.
Sólo tengo lo que no pudo ser contigo.
Entiendo ahora a los barcos a la deriva que no llegan nunca a puerto. Me encuentro en sus filas. Navío lleno de mala leche ahogado en su propia tortura.
Soy las calificaciones más horrendas del mundo a estas horas en las que no puedo evitar desangrarme por la garganta.
Y sigo extrañándome. Como si esto alguna vez haya servido para algo. Cómo si alguna vez alguien me hubiera creído en lo que escribo o he podido decir. En lo que he callado a martillazos de teclas de piano. En lo que me ha martirizado aún cuando no lo habías dicho.
Te guardo en mi extrañeza de haber pensado que la verdad existía en nuestros actos. En los silencios. No hacer nada también implicaba una consecuencia.
Vivo al margen de todas las academias de todos los siglos. Vivo al margen de los Medici en Florencia, de los flamencos, de las diosas madre en Mesoamérica y al margen de la Torre de Babel en Mesopotamia. Al margen de tu vida. Ahí resido. Donde me has colocado. Tú mismo has decidido irte y yo no sé cómo recuperar el vacío que llenaste. Cómo extirpo los sentimientos. ¿Sería fácil si me atravesara con un cuchillo? ¿Podrías así aguantarme con los borbotones de mi vida en las entrañas de mi estómago?
Para soportarme, Dios… Para soportarme se necesitan agallas y demasiado coraje. No sólo vivir al margen. Demasiada paciencia, toda esa que a mí me falta.
Vivo en los sollozos de rabia de todas las madres de Cristo que en su muerte se dejan retratar por los artistas. Y tú, artista, serías el artista que yo quisiera para representar mi muerte.
Soy los primeros bocetos sin revisar de esa obra que, finalmente, se descarta, porque a pesar de si es o no bella, no conmueve absolutamente nada.
Vivo en la desesperanza de haberte conocido al lado de una puerta, y, que, por impulso, crucé sin esperar nada. Y ahora, que es cuando espero algo, es cuando ya no te encuentro. He revisado cada habitación del recuerdo. He abierto los ojos. Ya no estabas.

Y si supieras que tienes millones de regalos en todos mis pensamientos cuando escribo. Cuando estoy acabando con este Word con estas palabras. Si supieras la de gracias que le doy al mundo por haberte visto dar luz a las sombras, aún cuando el mío era un lugar inhóspito, salvaje y cruel. El otro ángel que consiguió inspirarme. Ese eres. El ángel, mi esperanza, de que todo irá bien. Incluso cuando ya no esté respirando aquí, tras la pantalla. Todo irá bien. Existes. Rubio, existes. Así, mi dolor se compensa.



Sabes que es para ti. Y es imborrable.


C. Merino
Te lo resumo en dos palabras,
Y quizá me canse,
Pero seguirán doliendo
Ciertas cosas
Como saber que no soy
Quien te revoluciona
De cero a diez
Las palpitaciones
Ni la mente,
Ni a quien empapas el cuerpo
Ni a quien provocas las ganas
De morderte las manos
Y los dedos en tu boca.
Pero hasta entonces,
Te lo resumo
En que no aguanto más
Y quisiera un querer
Más cercano
A mis deseos.
Y te lo resumo
En que te quiero
Y tú
No consigues ni si quiera
Sentirme.
Cómo vas a conseguir
Quererme
Y resumirme
En dos palabras
Que me harían feliz.
Hasta que quizá me canse.


03.05.15
C. Merino

martes, 5 de mayo de 2015

Locura

Todo el mundo es capaz
De calificar cualquier tipo de amor
Como locura.
Pero no te vayas de mí,
Porque te aseguro que la locura
Es mía.
Habita ahí donde una vez me besaste,
En el recuerdo de tus labios
Incluso por donde no consiguieron estar.
La verás siempre mientras te miro
Sólo si no te vas de aquí dentro,
De aquí donde mis manos
Se cruzan en un rezo
Para que no te vayas.
Con mis ojos te diré
Que todo con locura.
Como lo es sólo poder abrazarte.
Todo con locura.
Todo se cura con locura.
Pero no sabía que existía también
Locura,
En el dolor.
Pero intentaré pensar en positivo
En este manicomio
En el que me has encerrado.
Yo sé la verdad.
Yo sé que los cuerdos somos tú y yo
Y que el resto son los locos
Que no saben qué es
Vivir con tu locura.
Tiembla, entonces, cuando te diga
Que te quiero.
Estremécete cuanto te diga te amo.
Porque sabrás cómo me sale hacerlo.
Contigo todo con locura.


Y dejarme enloquecer.

05.05.15

C. Merino

lunes, 4 de mayo de 2015

Ancla

Decido a lo que me anclo
Y me anclo a ti
Y a tus labios,
Cerca del corazón
Donde aún no han llegado
Mis manos.
Me anclo cerca del gato
Que me mira
Y no me atraviesa.
Ahí, ahí me anclo.
En el punto en el que sé
Que eres tú,
No yo,
El regalo.
Me anclo en el secreto
De a quién dedico
Mis poemas,
De por quién me sale
Escribirme.
Me anclo donde decido
Y decido anclarme
Con mi ancla pequeña
Y brillante
En tu océano,
Aunque sea
Para hundirme.
Lo que sea
Mientras me ancle a ti
Y tú permitas mi anclaje.


03.05.15
C. Merino

domingo, 3 de mayo de 2015

Estar con resaca
Y sólo recordar un sabor,
El de tu nombre,
Es más jodido
Que el coma etílico
Producido por el alcohol.
Así permanecerá siempre
Hasta que las heridas
Se olviden de sí mismas
Y ya no sepan que existen
Y tu recuerdo
Se evapore
Pero sin poder ser sustituido
Por otro extraño
U otro pasatiempo efímero
Permaneciendo siempre
Un vacío en el camino
Que sigo andando
Y en el que has dejado
De existir conmigo.
Pasas a existir sin mi
Y yo con resaca del paseo,
Con dolor de pies
Y con sangre en los dedos
Enjugando las lágrimas
Y algún dolor en la cursilada
Que le permito, esta vez,
A mi corazón.


06.04.15
C. Merino
Te quiero - C. Merino
Para Yaiza. Y JLR.