© 2013-2017 Cristina Merino Navarro


jueves, 26 de octubre de 2017


LXXVII


Dices que tienes corazón, y sólo
lo dices porque sientes sus latidos;
eso no es corazón..., es una máquina
que al compás que se mueve hace ruido.

Bécquer

Me faltan ganas
Como corazones
Para suplantar al mío.

Noto un frío distinto,
Esta vez.
Una separación
Sin sangre,
Desde lo alto de la fortaleza
De la que no quiero salir.

Mi castillo es solitario,
Y pequeño, seguramente implacable,
Pero es donde habito
Y desde dónde yo
Percibo belleza.

Aunque hoy haya vacío
En mi paisaje,
Siempre queda algún destello
De lucha.

Siempre queda alguna máquina
Que probar en mi pecho.

Cristina Merino

jueves, 7 de septiembre de 2017

Noto un vacío en mi existencia,
Insolventable.
Hubiera jurado todas mis vidas
En su nombre.
La verdadera paz hubiera llegado,
Para siempre.
Yo ya no soy yo cuando estoy
Y él nunca dejó de ser,
Porque, en realidad, nunca cambió nada.
Un día yo tendré las herramientas
Para curar todos mis trozos,
Volver a ser un todo desde los pedazos.
Aunque me sienta, constantemente,
Protagonista, en solitario, de Emily Brönte,
En unas cumbres igual de borrascosas
Y sin poder perdonar a tus asesinos.
Yo, capaz,
De matarme tu inexistencia,
Tus decisiones o mi recuerdo,
Cuando somos incapaces de sostenernos los ojos.
Con un cuerpo capaz de morir si mi vida
Insufla aire a la tuya.
A pesar de que salté, hace tiempo, sin anclas,
Ya no espero planear alguna vez.
Sólo llegar, al fin, al suelo,
Aunque no sea capaz de perdonar
A tus asesinos,
Cuando todo se encuentra roto,
Justo en el mejor estado,
Para volver a recomponerme, y renacer.
Para olvidar todo lo que pudimos en el descenso,
Y, así,
Dejarme llevar con el aire.
Al menos, el punto exacto de contacto,
Que provoca la fractura,
Se ha convertido en esa belleza
Que es tuya,
Que sigue sin extrañarme,
Y que, de nuevo, me ha cegado.
Un pájaro cantará a una muerte,
Que mientras muere,
Ha experimentado el sublime
Antes de irse,
Una última vez,
Porque jamás volverá a su cabeza
Otro rostro que no sea ese.

Cristina Merino

miércoles, 17 de mayo de 2017

¿Oyes ese ruido?
Son los pasos de mi corazón
Cogiendo velocidad,
Antes de pararse,
Porque ya no,
Y le han matado.


Cristina Merino

lunes, 17 de abril de 2017

Si te contara
Que cada vez que veía las estrellas,
Me llenaba de un solo deseo,
Que empezaba y terminaba
En una misma persona,
Pero que ya he dejado de creer
En cierto tipo de imposibilidades,
En cierto tipo de magia,
Aunque para eso,
Algo de mi se haya ido,
Dejando una silueta,
Muy similar a la tuya,
Dentro de mí.
Así descubrir,
Que me falta una pieza,
Vital e importante.
Reiteradamente pensada
En todas las acciones,
En cada mirada al cielo
Para pedir un deseo,
Sólo por si acaso,
Resumido en dos letras
-Tú-
Y en cuatro.
¿Dónde está la vida
De ese gato?

Cristina Merino

lunes, 10 de abril de 2017

Trataba de grabar
Una supernovae de felicidad,
De belleza,
Como cuando te veía.
Para poder sonreír para siempre
Y que algo lo fuera.
Que tú explosión lo fuera,
Sin final desde que te vi.
Tú lo fueras.

Cristina Merino

sábado, 1 de abril de 2017

La taquicardia
Empieza a hacer estragos.
Ya no tengo corazón,
Tengo un hueco.
Un desgarro en el pecho.
El ruido de un esternón abierto,
Dándome alas,
Como la tortura vikinga
Haciéndome águila.
Ya no existe el vacío.
Yo soy el abismo al que me caigo
O me tiro,
Sin que haya diferencias
En el verbo.
Y tiemblo.
Es de noche, hace calor y tengo frío.
Y tiemblo.
Sufro espasmos en el suelo,
Pero no muero.
No hay más aire en pes y efes
Entrando en mis pulmones encharcados.
Ya decía Bécquer algo
Sobre escuchar unos latidos
De una ingeniería.
Perdonadme todos.
Me lo tenía que arrancar
Para no sentirlo todo tanto.
Sólo tengo ganas de ponerme a arder
Todo por dentro.
Cuál pirómana rodeada de bosque y de cerillas,
Prendo.
Nunca seré Juana de Arco,
No salvaré un pueblo,
Pero la muerte y las llamas me salvarán
De no ser nadie,
De no ser nada.
De sobrevivir sin corazón en el pecho.
Nunca tuve que venir aquí.
Este no es mi tiempo.


Cristina Merino

jueves, 2 de marzo de 2017

Soy un ovillo pensante
Al que le late un corazón,
Muy, muy fuerte,
En madera canadiense,
Lejos de aquí.

Cristina Merino

martes, 17 de enero de 2017

Confirmo en mis manos
El vacío.
Dos agujeros negros
Han reemplazado al universo.
No importa que la validez de la luz
Dependa
De la sombra.
Que las máquinas del tiempo no existan
Para repetir una y otra vez ese momento
En el que consigo atravesarte
Directa,
A un pálpito,
Sin necesidad de darme cuenta
De que nunca lo hice.
Y que por lo tanto,
No hay realidad a la que acudir.
Yo estoy aquí
Y mi cuerpo
Por primera vez es demasiado pequeño
Para envolverte.
Quizá nunca viniste
A responder a mí desafío
Justo antes
De que saltara.
Proclamación última de mi amor
Completo
Al caos.
Quizás hubiera sido otra vida
Y yo aparecí.
Siempre,
Mi realidad será una galaxia entera
Preparada para acogerte.

Cristina Merino

martes, 3 de enero de 2017

Nut

No se podía dormir en esa casa.
Un hogar con un latido muy fuerte,
A punto de doblegarlo
A cada bombardeo,
Manteniendo la vida.
La sangre plagada de angustia,
Tóxica,
Y un cuerpo arqueado
En silencio,
Para que nadie lo salvara.
Su alma alejándose de sí
Aunque  hacía tiempo
Que no era suya,
Aunque tampoco resultara suficiente.
Y el universo estrellándose
En su pequeñez
Atravesada por pequeñas estrellas en ese arco perfecto.
El mundo concentrado en un vientre
Suplantando a Nut en el cielo.
Que no se asesine al sol tras la noche.
Necesito sobrevolar las heridas con luz.
Esa que existe porque,
De vez en cuando,
Aparece.
Sé que existe.
Y mi cuerpo se estrella contra el suelo,
Descansado.
Tras la oscuridad la luz me deslumbra como nunca en él.
Como siempre.
Te oigo gritar en las tinieblas
Pero he protegido el cielo.
Ya lo sabes.
Podrías alcanzarme siempre que quisieras.

Cristina Merino