La impotencia
Se abre paso a
estocadas.
El corazón ya no es
que haya dejado
De sangrar otra vez.
Creo que ya no
existe,
Se ha marchitado
Cuando creía
Que era inmarcesible
Cuando tú lo llenabas.
Se han abierto todas
las venas
Y las vendas
Han aparecido por el
suelo desperdigadas
Y las escaleras
A los cielos
Se desprendieron de
sus génesis
Y cayeron mis alas,
Capaces de haber
abrazado y amado tus heridas.
Tus demonios eran mis
ángeles favoritos
Y los quería por
encima
De todos los míos.
Las imperfecciones
venían contigo,
Igual que los daños
de mi existencia,
Venían conmigo.
No parecía que
hubiera sanación posible
En este engullir de
vida,
En este tiempo que se
escapaba entre las lágrimas.
Sigo soñando que
estoy lejos
En un tiempo utópico
en el que de verdad
Consigo ser alguien
más entre la multitud
Que te rodea.
Si pudiera evitar
Pensar
Que querría prestarte
mis ojos
Para así, quizá,
Tú pudieras
comprender mi rabia,
Mi ira.
Ojalá por tres
segundos
Pudieras sentirte
Como yo me siento
Pudiendo experimentar
la locura
De no ser capaz
De dejarte volar muy
lejos
De mi vuelo
Por si alcanzas otro
cielo
En el que mis alas no
pueden alzarme
Y ni siquiera te
giras
Para darte cuenta
Que no sigo contigo
En este engullir de
vida
Que era todo tuyo.
15.07.15
Cristina Merino
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