© 2013-2017 Cristina Merino Navarro


lunes, 26 de enero de 2015

Darse cuenta de lo que es
Echarte de menos
Cuando me echo en falta
Hasta a mí.
Hasta a ti.
Hasta que nos miremos,
De nuevo,
Nos encontremos,
Bajo las sábanas
Y nos hallemos,
En un beso,
Y no nos eche más de menos,
No nos eche más en falta.

26.01.14

C. Merino

lunes, 12 de enero de 2015

El problema nunca será cometer errores.
Será resultar un jodido y profundo error,
Transformarte en un “me arrepiento”,
Y que la despedida sea un “no te gires,
No me mires, más no me observes;
No me toques, no me beses;
No me conserves aquí” – y señale al corazón,
Cuando el problema resultará la cabeza
Donde el eco de un “Y ahora qué, qué habrá más allá del mar”
Resuene como un recuerdo del dolor,
Porque se fue la respuesta.
Y que el océano te consuele y te cierre los ojos.
Ahogar un escalofrío, suspirar a medias,
Sorber las ganas y anular el deseo de otra vez.
Dar la espalda para buscar otro cuerpo,
Que tenga algún punto, alguna constelación en común,
Con el tuyo.
Y seguir con la estela de una memoria encontrada,
Pero con otros ojos y otra mirada,
Que, seguramente, no provoque absolutamente nada.

05/12.01.15

C. Merino

lunes, 5 de enero de 2015

Y el destrozo no pudo arreglarse,
Ni si quiera probando otros besos,
O ahogándose en otros mares.

05.01.15

C. Merino

domingo, 4 de enero de 2015

Cascabel

El cascabel se destroza, se ciega.
Se expanden sus alas y se marcha,
No vuelve su danza ni su sonido.
Se ha olvidado de sus pálpitos,
De que tiene un corazón que late y bombea con tu nombre,
Que sigue respirando entre la multitud.
Que sigue andando en el vacío insustancial del recuerdo.
Se escapa de su entendimiento la inexistencia,
Cuando entiende que se marcha para no volver.
No habrá más declaraciones en cubierta,
Ni ojos con los que poder hablarte.
No habrá vuelos entre tus castigados dedos,
Ni escondites en las partes más bonitas de tu cuerpo.
El cascabel ha volado, ha muerto y se ha marchado.
Se ha marchitado.
Descansa reposando su sonido en un lecho de rosas,
Que acabarán mutando por ansiarte.
Por enamorarse de una memoria que jamás resultará la misma,
Que siempre cambiará cuando acudas a ella.
Y el cascabel ahí se mantendrá,
Con sus alas extendidas, esperando, a que llegue la hora,
Aunque haya entendido que la muerte viene bajo otras sombras.
Ha enfermado a causa de la nostalgia,
Se ha autolesionado para despistar al dolor.
Se ha marchado, y no veo que haya vuelto.
El cascabel se ha marchado y echo de menos su voz.

04.01.15

C. Merino