© 2013-2017 Cristina Merino Navarro


domingo, 21 de febrero de 2016

Huir

No quiero seguir el camino
Que me lleva a casa.
Los ojos se inundan en agua
En el reflejo oscuro
De una ventana
En la que me declaro ciega.
No quiero
Ir a casa,
Allí donde no puedo
Acurrucarme en la oscuridad
Para saber
Que hay luz.
Allí donde no hay hogar
Porque no estás
Y no puedo robarte vistas
Porque nada es más bello,
Incluso cuando la inmensidad
Se encuentra
Cerca de nuestras manos.
Siempre
Resultas más fuerte y más grande,
Más sublime.
Y yo ya no sé
Si será o no será amor,
Si te acercas a amarme,
Pero yo quiero
Bajarme de aquí,
Huir donde te encuentres.
Adorar que aprietes fuerte cuando duermes,
Cuando hablas y besas suave.
Cuando permaneces,
Porque ni siquiera te cansas
Y me sorprende que lo hagas
Porque no sé
Qué más ofrezco,
Si es suficiente.
Pero quiero huir ya
De este lugar
Aunque no sepa cómo parar un tren
-Porque siempre puedo averiguarlo-,
Aunque sólo sea
Para recordarte,
Aunque jamás lo pronuncie,
Aunque a menudo calles cuando hablo,
Que te amo,
Que la felicidad tiene nombre,
Me pone cursi
Y es casa.
Que quiero huir de aquí
De una jodida vez,
Y volver.

21.02.16
Cristina Merino

domingo, 14 de febrero de 2016

La humana se cree pájaro II

II
La libertad cae hoy lejos de mi casa.
Ponle nombre de ciudad,
Dile que tiene alas.
Ponle Madrid o Barcelona
Pero sólo un paraíso que responda
A la no-correspondencia entre dos pechos
Que se encuentran demasiado lejos
Para decirse nada.
Ponle que yo no existí nunca
Y que tú sólo me imaginabas.
Dile a la libertad que me llamo nihilista,
Que nunca existí más
Que cuando tu cabeza me pensaba
Y eyaculaba con imaginación a la vida.
Ponle que yo no tengo ni nombre.
Y soy una fantasía más
Que no existe.
Porque no todas ellas
Tienen
Que ser agradables.
Imagina que los dioses
De mi cabeza
En realidad existen
Y que me amas.
Que existe una palabra
En nuestra lengua
Para describir  lo que tú vives
Y lo que yo vivo.
Ponle a la libertad
Que soy la basta
Figura humana
Que te ama
Y que brota al pasarse,
Porque debe hacerlo,
Porque se emborracha
Y tiene incontinencia
De felicidad.
Sólo soy
La humana
Que escribe
Porque no sabe qué más hacer
Con el tiempo
Que le están dando.
Sólo soy una humana
Sin poderes extraordinarios
Que no necesita
A ningún humano
Pero que quiere
Que tú no desistas.
Ella sabe.
Pero ojalá sigas queriendo
Cada vez más fuerte
A la humana
Que se cree pájaro
Aunque peque de mirarse en el abismo
Porque ella
Ha dejado que le devuelva
La mirada
Cuando sus ojos
No destellan en verde.
Ella
Necesita alas.


14.02.16
Cristina Merino

La humana se cree pájaro I


I
Las palabras sangran
Como una pintura mala
Corrida en las paredes.
Los dioses ya no eyaculan
Más amor
Al primogénito,
Escondidos en los espejismos
De los ojos.
Y sigo viendo
Cómo sangran las palabras,
Cómo me reflejo
En los destellos de las piedras.
No entiendo
Que quienes eyaculan
Son mis ojos,
Que los dioses
Sólo existen en mi cabeza,
Que quienes se desesperan
Responden a mis manos.
No puede mi cuerpo
Ni desdeñar
Lo que no necesitaría
Porque tampoco
Tiene
La oportunidad de “tenerlo”.
Aparentemente ,
No puedo ni tengo
Nada
Que compartir contigo.
Quitarle importancia
A lo que no lo tiene
Porque cada día
Abres los ojos y te encuentras
Conmigo.
No entiendo que quien sangra
Es mi voz
Cuando tiembla,
Cuando se quiebra y no responde
Con fuerza a tus palabras.
Me corro entera en sangre
Que cae del cielo
Y fecunda los mares.
No hay más Venus en las orillas
De las playas
En las que yo podría desembarcar.
No nací,
Quizá,
De esa espuma bella de revoluciones contra la arena.
Soy la deriva
Del abismo que se mira y entiende
Al filósofo que hablaba
De un superhombre,
De una
Supermujer.
El salitre raspa mis llagas,
Ensancha la sed
De lo que no poseo.
Porque no hay derecho a tener nada.
Yo tampoco soy propiedad
De nadie.
Ojalá libres las palabras
Volaran
Cerca,
No desangraran.
Y los dioses dejaran mi cabeza,
Se ahogaran
Las esperanzas, las preguntas,

Las tormentas.

14.02.16
Cristina Merino

sábado, 13 de febrero de 2016

A veces,
Lo más duro es
Convivir
Conmigo misma.

12.02.16
Cristina Merino