Somos los olvidados que respiran,
Resurgidos de las tumbas de los
condenados.
No hay luz en nuestras moradas
ocultas
Y solo de noche nos ves vagando.
Crees que somos únicos y eternos,
Que nadie más se ha fijado en
ello.
Somos los olvidados que perdonamos
Y nuestra pasión a todos
concedemos.
Nuestras tumbas han sido
perturbadas
Como antaño nuestros cuerpos
asediados.
En nuestro interior la sangre
canta
Tiñendo de rojo todas nuestras
lágrimas.
Besamos siempre tus labios
marchitos,
Enrojeciéndolos a nuestro tacto.
Y nos escondemos entre tus
secretos.
Se ciernen cerca los recuerdos
del pasado.
Huelo tu miedo por entre las
piedras.
Somos los olvidados que acechan.
Preparados para alimentarnos
estamos,
Caemos ante la sed de nuestros
cuerpos.
No soy el único con poder que
anda a oscuras.
No hay cura para nuestra
enfermedad.
Pero aún sabiendo de mi dolencia,
no te vas.
Hay muchos más que cantan ante el
cielo.
Somos los olvidados, los renegados,
los demonios.
Aún así rogamos a Dios pues
estamos enfermos.
Estamos enfermos y suplicamos en
vano.
Suplicamos en vano pero jamás
desistimos.
Tenemos pocas esperanzas si no
existe el milagro.
Somos los olvidados discípulos
del mal,
Y bailamos y cantamos sin
cansarnos
Porque gente como tú es nuestro
manjar.
Somos los dueños de la noche
prendida.
Hemos violado miles de veces los
astros
Alimentándonos de su luz
acalorada y encendida.
Somos los olvidados, los
discípulos malignos.
No somos de los que van a dejar
de pecar.
Soy aquel que le da cuerda al
pájaro,
Espantando así al gallo, para que
calle al despertar.
Deberías sentir miedo en estos
momentos.
Pero aquí sigues.
Aquí estás.C. Merino
Tiene muchísima fuerza este poema, resuena como el eco de muchas voces en la mente que lo recitasen. He estado leyendo tus poemas y me has sorprendido por la calidez con la que describes un ambiente un tanto desolador. Enhorabuena y te animo a que continúes con este espacio que por lo que veo es aún muy joven. Merece la pena.
ResponderEliminarTambién quiero invitarte a pasar por mi espacio, El Trovador Errante, para compartir impresiones poéticas.
Un saludo y un placer,
Pedro.