Joder, cómo
me gusta este vacío en mis oídos,
Este
silencio que me habla de la fuga de cerebros
Este no ser
que se expande como si fuera una tocata
Y la fuga se
perfila solo en las teclas del piano.
Cómo me
gusta la soledad que a veces me invade
Y cuesta que
se vaya, porque la amo con mi alma
Y me canta
por las noches cuando perezco y no sueño.
Cómo disfruto
cuando me veo ondeando al viento
Al ritmo de
la canción que no pude terminar nunca
Bebiendo de
mi tierra que piso ahora, esta arena.
Los dedos no
dejaron nunca de marcar el paso.
Y cómo me
gustaba ese marcar de mis huellas
Ese sin
sentido que a veces provocaban mis yemas.
Cómo me gustaba
que mi mente me guiara
Porque me
perdía entre notas oscuras y olvidadas.
Y mi cuerpo…
mi cuerpo era un títere de terciopelo
Sujeto a las
leyes que nos enmarcan como animales.
Cómo me
gustaba la sensación de ir en tu contra
De ser un
felino hambriento que navega a contracorriente
Y que alza
sus alas contra el viento que le enfrenta.
Cómo me
gustaba ser feliz cuando aún no lo sabía
Cuando aún
no sabía que me quedaba ser libre
Y el palacio
de la felicidad se despidió a bocajarro
Trozo a trozo,
rasgando y desfigurando mi rostro
Que se bañó
en lágrimas y en sangre sin remedio.
Cómo me
gustaba saber que no sabía y engañarme,
Me gustaba
ignorar la verdad de mis propias palabras.
20.07.2013
C. Merino
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