Se prostituían mis
maneras de quererte,
Se vendían mis
esperas en las esquinas de mi cabeza.
Después de drogarme
con tu aroma,
Estaba con el mono de
tu ausencia.
Soñaba con otro mundo
en tus manos,
Con abrazos contra tu
cuerpo y el mío ahogado,
Dolorido entero por
tu presencia.
Algunos médicos
calificaron mi dolencia,
Un fallo cardíaco,
decían, con el sello de tu yema.
Científicamente amor
se llamaba,
Y aseguraban que tus
ojos me mataban,
Que acababan conmigo
tus maneras.
Yo me suturaba con
risas exageradas.
Si eso era amor,
estaba perdida en mi soledad extraviada.
Pero mi corazón no reconoció
la palabra,
Seguía latiendo sin
sentido, tal vez esquizofrénico,
Doloroso, como siempre,
con tu añadido,
Con el añadido iracundo
de tu rostro.
Y seguían latiendo
sus pedazos vendados
Por todos los besos
que me diste y no recuerdo.
17.10.14
C. Merino
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