Herimos como para
no sobrevivir,
Para no
recuperarme.
Es decir, me
heriste indiferente en el silencio
Y se me ha quedado
un regusto amargo
Procedente, creo,
de tus labios,
En cuyos nervios
mis orgasmos se hallaban.
Se me manifiestan
sus fantasmas,
Las glorias antiguas
inexistentes en el recuerdo.
Y no veo cómo ha
terminado,
Si tú no lo
deseabas, si yo no lo esperaba.
Si mis sueños
siguen amenazantes en la almohada.
Qué esperabas, que
quería yo,
Además de
dedicarte algún poema,
De darme y
olvidarme de quién era,
A que nombre
respondía.
Gritar en los
vacíos de tu cuerpo extraño
Abrazar las
promesas sin pronunciar e imaginarias,
Porque mi mente me
engañaba.
Y la herida decía
que había terminado
Me lo susurraba y
me mordía los dedos,
Pero me negaba a
dejarme invadir
Por un cuerpo
ajeno al tuyo, con otras trazas.
Y nos dimos
muerte,
Con una despedida
sin hacer,
Sin un hacer el
amor en el portal mientras me besabas
Como si supiera a
primera vez
Y nuestros labios
se desconocieran y fueran vírgenes
Los unos de los
otros.
Nos herimos como para
volvernos a ver.
08.10.2014
C.Merino
¡Quiero más poemas así! Tercera vez que lo leo ya ;-)
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