Y
a veces también me invade el miedo a no poder escribir más. Aquí tenéis el
crujir.
Si
te acercas
Se
oye cerca el crujir
Del
dolor.
No
se ha ido de aquí
El
nudo.
No
ha salido a flote
El
hundimiento.
Al
menos,
No
a estas horas
En
las que se me nubla la vista
Y
todo es negro
En
esta esquizofrenia llena de amor.
Huelo
a podrido,
Aquí
dentro,
Por
algo que murió
Y
aún yo pretendo
Que
siga vivo.
Tu
pérdida se ha clavado
En
un pecho
Que
se desangra.
El
fuego me ha alcanzado
Y
el rechazo y la indiferencia
Se
han hecho hueco en mi cuerpo.
Qué
hago con este arder,
Con
éste vivir
Que
sigue crujiendo.
Crujo
y me doblego.
Me
brillan ahora los ojos
Por
las lágrimas
Y
la tristeza
Me
ha invadido,
De
nuevo,
Porque
recuerdo,
Y
los actos recuerdan
Que
no provoco más
Que
lo que ya ha muerto.
Si
te acercas a ese crujir,
Lentamente,
se convierte
En
un vacío inundado
Por
algo parecido al mar.
Sólo
un pecho derramado
Y
sin nada,
Unos
ojos que no hablan
Y
el crujir de ese sitio,
Equiparable
a un sin sentir,
Como
el mío.
¿Crees
que en el crujir
Se
sana el daño?
Ojalá
yo pudiera y supiera
Sanarte
a ti
Y,
también,
A
tu crujir
Aunque
no sea yo
Quien
te inunde al leerlo.
21.09.15
Cristina
Merino
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