La oscuridad
ilumina el lugar
Y mis pies avanzan
descalzos.
Puedo sentir el
dolor de los cristales
De todos los sueños
Clavándose en sus
plantas.
La sangre hacía que
me deslizara
Por toda la pista
entre los cuerpos
Desconocidos de las
sombras.
Como un ángel
descosido que ha caído
Desde lo alto de
los cielos.
La gente mira su
contorsión y el dolor
De todos sus
movimientos.
La sensualidad
estaba en la muerte
Y sus gestos
estaban impregnados
De deseos.
Sentía todo el
sufrimiento de morirse
Aún sin conseguir
hacerlo.
Se entelan los
ojos, se esparce su mente,
Pero la muerte sigue bailando
A martillazos
Y nadie se acerca a
sostener su cuerpo.
21.06.15
Cristina Merino
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