Tus esquinas tenían un regusto
amargo.
Parece que el olor a recién nacido
ha muerto,
Pero quién sabe en qué labios el
dolor.
No hay memoria para tantos
recuerdos.
He muerto como en un relato de
miedo
Interrumpido por el llanto del
niño
En el que tú me perdías.
Yo te perdí, no sé, qué miedo
Si no vuelves ni amarme ni a
verme,
Con lo que me gusta el fuego en
tus ojos,
En la última respiración.
Pero reanímame a tiempo para
volver
A ser lo que somos,
Haciendo el amor en nuestras
peores palabras,
Vestidos o desvestidos de
nuestras huellas,
Escribiendo microrelatos de tus
besos.
Reanímame para volvernos a ver
En un tiempo y poder volver a ser
lo que somos.
Dejar ese regusto amargo en otros
brazos
Que no se identifiquen con tu
nombre.
Seamos lo que somos,
Silenciemos un momento al mundo
Mientras me suspendo de tus ojos
Y sólo cabe en mi mente que me
haces sentir bien.
Consigamos ser juntos.
10.03.15
C. Merino
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