Se despidieron las sombras,
A escupitajos de sangre en la acera.
Ella levantó las manos
Y disparó con sus dedos a los cuerpos.
Pisoteó todos sus sueños,
Destrozó sus esperanzas.
Él no tuvo tiempo para empezar a correr,
A vacilar contra la pared y atravesarla.
Ella siguió andando sin mirar atrás,
Malgastando las esquinas mal posicionadas
Desconchando corazones abollados.
Y cuando los curaba, los sentenciaba.
Colocaba sus labios en su piel,
Bang bang,
Y sus manos disparaban,
Sus dedos masacraban sus ganas
Y su boca les hacía enloquecer, bang bang.
24.09.2014
C. Merino
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