Encontrarse
En
ese punto
En
el que ni lo más bonito
Te
duele
Ni
te enamora,
Porque
todo me duele a mí.
No
se corren
Más
que la paciencia y las ganas,
Se
pisotean con la lluvia de las palabras
Que
jamás te oiré decir.
En
mis ojos se seca
La
existencia de vida,
Incomprendida
y sin razones.
No
hay diferencia:
Uno
más o menos en los millones.
Así
que no soy tan grande,
Soy
el defectuoso cinco por ciento de descarte
De
toda buena creación.
Queda
mucho cielo para mí
Que
no podré tocar.
Tú
te vas,
Aunque
digas que no,
Ya
te has ido,
Se
marchan las posibilidades,
Y
a mí,
Me
faltan ya recuerdos
Y
me sobran “me faltas” en la pintura,
Vahída,
De
mi casa.
No
soy tan grande.
Aunque
nunca quise ser gigante
Ni
encontrarme
Con
un maullido tan fuerte
Que
no fuera capaz de romperme
Sino
de quebrarme.
Estoy
en el punto
En
el que eres tantas cosas
Que
mi obcecación
Sólo
se centra
En
no olvidarte.
Eres
mi rosa azul
Lejos
de lo inmarcesible.
No
se va de mí el deseo
De
una insuficiencia cardíaca,
Alguna
vez,
Cuando
te mire,
En
tu pecho,
Que
yo también me encontraré con la muerte
En
el punto aquel
Donde
dejaste de existir.
Ya
moriré al atragantarme con las lágrimas.
Ya
moriré cuando sea la parca
Quien
te quite mi corazón.
Ojalá
mueras tú también,
Alguna
vez,
Porque
soy capaz de quitarte el tuyo.
Pero
sé que jamás
Me
hablarás a las tres de la mañana
Porque
mi recuerdo
Te
ha empujado a mí
Y
la parca
Jamás
podrá quitarme
Nada
tuyo,
Aunque,
tal vez,
Pronto,
Ella
quiera visitarte a ti,
Ojos
verdes que miran
Y
ya no consiguen verme
Porque
callaste
En
los abrazos
Y
no importaban mis despedidas.
Ahí
estoy.
Drogada
con tu olor mientras te pienso
E
imagino
Que
he muerto
Y
me muero del miedo…
Por
si es verdad.
20.10.15
Cristina
Merino
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