Te tengo atravesado en
la garganta
Y en los ojos.
Las comisuras de mis
labios
Han dejado el rojo
Y el sabor del deseo
En plena madrugada.
Te tengo en el pecho
Atravesado en la
ansiedad,
En el recuerdo de los
celos
De no tenerte.
Yo te sueño.
Y nadie te soñará
como yo lo hago,
Quizá tirando de
tópicos no tan típicos
Si son míos,
Sin idealizaciones
absurdas
Sin banalizaciones de
tu piel,
Que adoptaría como
mía.
Así que te ansío de
vuelta,
Enamorada de las
imposibilidades
Que me aplico.
De vuelta.
De forma absurda,
tonta y egoísta,
Afortunada de haber
dado contigo,
Sabiendo que hace demasiado
frío aquí fuera,
En el recuerdo,
Si tú existes, entiendes,
si tú existes.
Mi oasis favorito
en este mundo enfermo.
Mi alivio en los
labios.
Mi amor a primera
vista,
Capaz de dar luz a mi
cielo ennegrecido.
Pero te tengo
atravesado,
Y cuando consigo
dejarte ir,
Por los ojos,
Decides volver para dejar
volarme,
Cuando pedí explícitamente
Que no lo hicieras.
Dejaste volarme,
Mientras me temblaba
el labio
Y se me hacía duro
escribir
O pensar en la inexistencia.
Pero no sé qué puede
dolerme más.
Que no sientas por mí
O cómo eres capaz de sentir,
Haciendo oídos sordos
a mis llantos
Que tengo la
insuficiencia clavada
Por todo el cuerpo
Y hay sangre por
todos esos sitios
Que son tuyos,
Estoy alcanzada por
la angustia
Como san Sebastián
Por todas sus
flechas.
Se me atraviesa la
mordida en la lengua
Para contener los
espasmos
Dolorosos de saberte
lejos.
Se me atraviesa la
sonrisa
Curvada hacia abajo.
Sólo soy pedazos de
insuficiencia
Incapaces de acelerar
tu tiempo.
Sólo quisiera no
dejar
De presionar a tu pecho,
atravesado.
Sólo quisiera tenerte
de vuelta,
Envolviendo mi cuerpo
quebradizo
Sorbiendo mi tristeza
Y renacer de nuestras
cenizas.
21.04.15
C. Merino
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