Se habían cerrado
todas las ventanas,
Respiraba el polvo,
impregnado de tu olor.
Mi nariz esnifaba de
nuevo tu nombre,
Aspirando por mis
fosas nasales tu droga.
Fue la recaída en
salto de ángel más larga de mi vida.
Encerrada en tu casa
que hacía tiempo no limpiabas,
Con las puertas
cerradas y los cristales ennegrecidos.
Las jeringuillas estaban
esparcidas en cada estancia
Y mis brazos se
cubrían con moratones soñando tu cara.
Había telones que
apartaban mi espectáculo del público.
Estaba quemándome con
una autoflagelación infligida
Y si sólo cenizas
tenía de ti,
Me parecía lógico
convertirme también en nada.
Me inyecté una
sobredosis de ti, y me fui, dejando la puerta abierta,
Por si decidías
reconstruir tu el pasado sin mí.
12.12.2014
C. Merino
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