Se fue mientras abrazaba su
espalda,
Y arañaba sus pecas inhalando la
sangre.
Me pregunté si fue la edad o la
estupidez,
Si fue porque él era imbécil, y
yo gilipollas.
Así me quedé con tus pieles
muertas
Bajo mis uñas ensangrentadas
intentando
Arañar de nuevo el recuerdo de
tus pies
Alejándose con el rostro girado,
Y una mirada a contraluz
Que no conseguía discernirme
delante.
Me sentí fantasma, oblicua,
transparente,
Ser de luz que intenta
materializarse
En cualquier otra tonta.
04.12.2014
C. Merino
Reflejas bien cómo nos hemos sentido todos alguna vez, digo yo.
ResponderEliminarAbrazo bien fuerte
Eres un sol, sobre todo por como lees entre líneas.
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