Estoy acabando lo
que posiblemente sea lo más importante del mundo para mí. No sé si olerá a
nuevo, si jamás se gastarán sus palabras. Pero me emociona pensar en ello,
pensar que me quedan unos días para realizar parte de mi sueño. Mis ojos se
humedecen con el rocío de un amanecer que aún no han visto. Queda aún para
redactar agradecimientos. Todo parece quedar lejos a pesar de estar cerca. Mi corazón
se encabrita al pensar en el final. No soy culpable de que me vayan a importar
más sus páginas, pero quizás Bel es culpable de su insistencia por leerme y por
su obsesión de darle este regalo. No sé si le hace más ilusión a ella que a mí.
Pero todo esto tiene un origen. Empezar a hacer esto lo provocó una V. Por eso
siempre le agradeceré haberme dado la vida con este descubrimiento y jamás
permitiré que se corta el contacto. Pero las sombras se ciernen cuando mi
querida Petitenhance echa la puerta abajo porque quiere que madure, que madure
yo y mi escritura, que aprenda del ahora además del pasado, que descubra lo que
sus ojos ya han visto. Su marea después de la tormenta de leerme es una calma
para mi alma, porque siempre aspira más, y su voz ayuda a elevar mis alas. Y
qué ocurre cuando empiezas a culturizarte en la élite de la supuesta educación:
conoces a locas y haces locuras y te apoyan en cada una de ellas e incluso te
acompañan a hacerlas. J & N jamás dejarán de reírse con mis ostias, y si en
un futuro me la pego en este mundo, sé que se reirán conmigo de mi torpeza y me
ayudarán a levantarme mientras se carcajean de mi terrible inclinación hacia el
suelo. Jamás creí que iba a escribir algo semejante, debo confesarlo. Quizás se
deba a que hoy me siento sentimental, aunque no estoy en esos días del mes, así
que probablemente me deje a alguien, pero que no se ofenda. Si acabo esto y lo
arreglo, si lo acabo y lo mejoro, si lo acaba, en definitiva, será en parte gracias
a vuestra esperanza y a mi gusto. Podría decir que os amo a cada uno, pero no
quiero hacerlo, porque no sería ser yo. Si eso os contestaré borde la próxima
vez que hablemos, o soltaré algún moco para después reírnos de él. No sé qué
haré, pero no quiero deciros sentimentalismos, ni que os lo agradezco. No quiero
deciros nada. Lo cierto es que no sé cómo he acabado escribiendo esto. No lo
leáis aún, que no he acabado lo principal.
C. Merino
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