© 2013-2017 Cristina Merino Navarro


miércoles, 10 de julio de 2013

Te siento justo ahora tan cerca…
Sólo te siento a ti y a nadie más.
Tu suave corazón en tu boca.
Y tu cuerpo yéndose de compás.

Tus labios temblando hermosos.
En tu éxtasis tu espalda arqueada.
Todos tus sentidos experimentados.
Todas tus extremidades tensadas.

Tu cintura en mis trémulas manos.
Palpitaciones aproximadas.
Tus ojitos en colores blancos.
Dedos andando igual que arañas.

Susurros y suspiros encerrados.
Arañazos rasgando las sábanas.
Y tu cuerpecito sufriendo espasmos.
Lo consientes y también te rasgas.

Eso no lo podrías jamás negar:
tú disfrutaste en esos minutos,
al armar jaleo y al provocar,
y al enloquecer sólo en segundos.

Raspaba el aire de la habitación
tu voz ya tan exhausta y quebrada,
junto a súplicas de pasión
que incluso a animales asustaba.

El universo entero seguro lo sintió.
Bebió de tu placer, encandilado,
y en medio de la noche también gritó.
El despertador estaba sonando.

C. Merino

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