© 2013-2017 Cristina Merino Navarro


miércoles, 10 de julio de 2013

No hay nada mejor que haber mentido.
No hay nada que supere el mentir ahora mismo.
Esconderte en la casa de los espejos eternos
Para creer que eres lo que los demás quisieron.

Limpiarte las heridas con una lengua sangrante
E infectarte los morados y las contusiones.
Darte cuenta de que solo hay puertas cerradas
Y que los traidores te han quitado todas las llaves.

No hay nada mejor que intentar llorar a solas
Mientras no haya otras gotas que te sequen la cara
Rompiéndote el corazón con los trozos arrancados
Que quedaron del paraíso de tu infancia.

No hay nada como dejar que rían por tus labios.
Que sonrían en tu cara los desconocidos de los bares
Y que pises con tus tacones de aguja los sueños
Que alguna vez pensaste que podrían tener alas.

No hay nadie en ti que pueda ver otro amanecer ya.
Han esperado los ocasos en las playas del este
Y han intentado saludar a tus mentiras desde el puerto
Pero ya sabían que, desde hacía tiempo, no eras suya.

Hubo un barco que cogiste para que nadie te salvara.
Te despediste del sol para que nadie fuera en tu busca.
No quisiste más traiciones por parte de las verdades
Pero tampoco quisiste oír a las mentiras burlarse.

No habrá nunca la esperanza de que vean tu alma.
Los ángeles se extinguieron hace demasiado tiempo
Asustados por interiores como el tuyo o el mío.
Extinguimos a los únicos que podrían ahora salvarnos.

No habrá nunca quien escuche tus pasos en la niebla
Amortiguados por las maderas ennegrecidas del tiempo
Y tu soledad se irá acrecentando con intensidad.
Y de repente,
Verás que la puerta de tu jaula se encontraba
Desde hacía muchísimo tiempo, abierta.

Y suspirarás,
Aliviada por ver que los demás pájaros siguen encerrados
Demasiado ciegos para ver lo que tú has podido ver.
Los pájaros demasiado tuertos para apreciar una horca

Ahí a lo lejos,
Siguen cantando esperando a la parca y su instrumento,
Y no han visto que por conseguir, no han conseguido nada.
No han visto que por tener, no tienen absolutamente nada
De lo que creyeron poseer.


C. Merino

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