© 2013-2017 Cristina Merino Navarro


viernes, 5 de julio de 2013

Dónde me encontraba

Dónde estabas cuando derramé lágrimas en mi estancia
En la luna, cuando me sentía tan abandonada.
Dónde ibas a aparecer cuando quise tirarme por la ventana
Y blandir mi espada contra mi misma piel.
A veces las cosas suceden porque deben suceder.
Y yo acepto indiferente el hado que se me acerca.
Controlo el dolor que viene a enfrentarme.
Dónde estabas cuando me clavé esas agujas en los ojos
Para no poder ver más este horrible mundo.
Dónde te encontrabas cuando me corté las alas
Para poder dejar de volar tan alto, y así respirar.
Dónde estabas cuando tuve que sacrificarme,
Cuando despedacé mi alma.
Tú no estabas cuando me quedé sin nada,
Cuando lo que tenía desapareció de mis manos.
No estabas cuando me quitaron lo más preciado
Que tenía hasta entonces, mis extremidades, mis dedos.
No estabas cuando quise morir cuando esto sucedió
Cuando veía que mi luz se apagaba.
Sabía que ese momento llegaría, y te avisé con tiempo.
Pero no estabas cuando ocurrió el hecho.
Dónde estabas para evitar que muriera
Cuando perdí el sentido de mi existencia.
Dónde estabas para enfrentarte a la parca,
Cuando vino a mí al avisarla.
Dónde estabas cuando yo no pude conmigo misma
Y dejé caerme desde aquel alto piso
Para no recordar qué era la vida.
Por qué aquello dolía. Recordar dolía.
Dónde estabas para salvarme.
No estabas allí entonces.
No hay futuro en el que enmendar nada.
No hay futuro para mí ahora que no brillo.
Y tú no estabas cuando dejé de hacerlo.
No te encontrabas aquí para que continuara con ello.
No oí las esperanzas, ni sentí consuelos.
No visioné alegrías, ni agradecí las lágrimas.
Perdí el brillo y el sentido de mi existencia.
Dónde estabas tú entonces, dónde estabas.

C. Merino.

No hay comentarios:

Publicar un comentario