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miércoles, 24 de julio de 2013

Mis pestañas lloran solas
Y el firmamento está prendido
Y arde todo el espacio ante mis ojos.
Y mi retina se ha perdido en los colores
De los arcoíris llameantes del espacio.
Mis manos arden también candentes
y mi cuerpo se contorsiona al son de tu voz
Que me grita sin continuidad, a trozos.
Fuiste lo más bonito que pude ver
Y me colgué de tu sonrisa como una niña
Como si aún me columpiara en el parque
Mientras mis ojos ahora aún arden.
Tú me ardes en mil versos y me ahogas
Entre los susurros que existieron en nuestros cuerpos.
Estoy ardiendo y mi corazón lo sabe.
Y mi alma es el agua
Que no consigue apagar la llama.
Y mis brazos no quieren soltarse de tus manos
Ni olvidarse de tus atardeceres vacilantes
Intentando acosar a las constelaciones.
Mis dedos no quieren olvidarse del tacto
Que tenían tus pensamientos.
Mis sentidos no quieren olvidarse, simplemente,
De lo que aún no he conocido
De lo que aún no ha venido a mí.

C. Merino
22.07.2013 

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