© 2013-2017 Cristina Merino Navarro


domingo, 21 de julio de 2013

Joder, cómo me gusta este vacío en mis oídos,
Este silencio que me habla de la fuga de cerebros
Este no ser que se expande como si fuera una tocata
Y la fuga se perfila solo en las teclas del piano.
Cómo me gusta la soledad que a veces me invade
Y cuesta que se vaya, porque la amo con mi alma
Y me canta por las noches cuando perezco y no sueño.
Cómo disfruto cuando me veo ondeando al viento
Al ritmo de la canción que no pude terminar nunca
Bebiendo de mi tierra que piso ahora, esta arena.
Los dedos no dejaron nunca de marcar el paso.
Y cómo me gustaba ese marcar de mis huellas
Ese sin sentido que a veces provocaban mis yemas.
Cómo me gustaba que mi mente me guiara
Porque me perdía entre notas oscuras y olvidadas.
Y mi cuerpo… mi cuerpo era un títere de terciopelo
Sujeto a las leyes que nos enmarcan como animales.
Cómo me gustaba la sensación de ir en tu contra
De ser un felino hambriento que navega a contracorriente
Y que alza sus alas contra el viento que le enfrenta.
Cómo me gustaba ser feliz cuando aún no lo sabía
Cuando aún no sabía que me quedaba ser libre
Y el palacio de la felicidad se despidió a bocajarro
Trozo a trozo, rasgando y desfigurando mi rostro
Que se bañó en lágrimas y en sangre sin remedio.
Cómo me gustaba saber que no sabía y engañarme,

Me gustaba ignorar la verdad de mis propias palabras.

20.07.2013
C. Merino

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