© 2013-2017 Cristina Merino Navarro


sábado, 6 de julio de 2013

Deseo

En mi pecho tengo un anhelo,
Más grande que el océano infinito,
Más oscuro que el lejano firmamento.

En mis ojos oculto mis secretos,
Como si fueran rubíes robados,
Para que nadie pueda internarse en ellos.

Mi anhelo es desconfiado y solitario,
Amamantado por la desesperación de mi cuerpo,
Observador gustoso de mi alma resquebrajada.

Mi anhelo es como el veneno,
Que corre por mi interior lento,
Sabiendo que jamás podré cogerlo.

Mi anhelo existe para no nacer,
Existe solo para siempre morir.
Aparece cuando siento un tremendo exceso.

Mi anhelo es tan inaccesible,
Que hasta lo posible confundo,
Y pienso que jamás podré obtenerlo.

Mi anhelo expira cuando gano,
En el olvido encuentro mi silencio,
Un yo mudo que no sabe defenderse.

Ese anhelo forma parte de mi pecho,
No hay cirugía que me ayude,
El dolor es el camino hacia mi entierro.

C. Merino

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