© 2013-2017 Cristina Merino Navarro


martes, 11 de febrero de 2014

Acabo de llegar a casa terriblemente cansada.
Me he tumbado en la cama, sobre los cojines blandos
Y he pensado.
He pensado en dormir para siempre.
En permanecer en esa posición.
En no moverme.
En morirme ahí, descansando el alma en un estado de letargo.
En morir. Siempre morir.
Sorber la vida en una copa amarga que no puede ver,
Que se ha agotado,
Que no hay esperanza.
Donde la negrura ha cobrado cuerpo
Y es un ser.

11.02.2014
C. Merino



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