Me gustaban más tus
sombras,
Más que tu luz,
Dijeron nunca tus
labios.
Me gustabas más tú,
Te pronuncié, en
silencio.
Y de pronto todo se
despedaza.
Se rompen nuestras
manos
Lejos de cogerse.
Se necesitaba mucha
más fuerza
Para mantenerme que
valentía
Para soltarme.
Y se despedazan los
sueños
En la muerte de tus
labios y el corazón,
Ha dejado de latir.
Mis pálpitos se
mantienen
Lejos de poder romper.
La incandescencia me
muere
Y me corro en otro
tipo de ganas.
Decidiste que dejabas
de existir
O que yo ya no podía
hacerlo.
No sé si todos los
ángeles
Serán cenizos con el
tono de tu piel
En sus dedos.
Ni si también me
arrancarán
Las mordidas al alba
De las heridas de mi
espalda
Y el escozor de tu
nombre
Se desvanecerá
Sin saber reconocerte
En ningún lado.
Si eso quieres,
Eso sucederá con la extirpación
De las alas que
crecieron
Contigo a mi espalda.
Si eso no quieres,
Eso, simplemente, no
pasa.
Y sigo en tu vida
Dando luz con mis sombras,
Más oscuras que nunca,
A tu desierto
demasiado habitado
Con la fortuna de
otras personas.
Oigo tus voces de
fondo.
Y sólo escucho como gritan
Y se rasgan.
30.03.2015
C. Merino
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