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martes, 20 de octubre de 2015

In the eye of your beholder







Encontrarse
En ese punto
En el que ni lo más bonito
Te duele
Ni te enamora,
Porque todo me duele a mí.
No se corren
Más que la paciencia y las ganas,
Se pisotean con la lluvia de las palabras
Que jamás te oiré decir.
En mis ojos se seca
La existencia de vida,
Incomprendida y sin razones.
No hay diferencia:
Uno más o menos en los millones.
Así que no soy tan grande,
Soy el defectuoso cinco por ciento de descarte
De toda buena creación.
Queda mucho cielo para mí
Que no podré tocar.
Tú te vas,
Aunque digas que no,
Ya te has ido,
Se marchan las posibilidades,
Y a mí,
Me faltan ya recuerdos
Y me sobran “me faltas” en la pintura,
Vahída,
De mi casa.
No soy tan grande.
Aunque nunca quise ser gigante
Ni encontrarme
Con un maullido tan fuerte
Que no fuera capaz de romperme
Sino de quebrarme.
Estoy en el punto
En el que eres tantas cosas
Que mi obcecación
Sólo se centra
En no olvidarte.
Eres mi rosa azul
Lejos de lo inmarcesible.
No se va de mí el deseo
De una insuficiencia cardíaca,
Alguna vez,
Cuando te mire,
En tu pecho,
Que yo también me encontraré con la muerte
En el punto aquel
Donde dejaste de existir.
Ya moriré al atragantarme con las lágrimas.
Ya moriré cuando sea la parca
Quien te quite mi corazón.
Ojalá mueras tú también,
Alguna vez,
Porque soy capaz de quitarte el tuyo.
Pero sé que jamás
Me hablarás a las tres de la mañana
Porque mi recuerdo
Te ha empujado a mí
Y la parca
Jamás podrá quitarme
Nada tuyo,
Aunque, tal vez,
Pronto,
Ella quiera visitarte a ti,
Ojos verdes que miran
Y ya no consiguen verme
Porque callaste
En los abrazos
Y no importaban mis despedidas.
Ahí estoy.
Drogada con tu olor mientras te pienso
E imagino
Que he muerto
Y me muero del miedo…
Por si es verdad.

20.10.15
Cristina Merino


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