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domingo, 14 de junio de 2015

Cómo será verla

Cómo será ella si ya se muere.
Quizá cuando la veas
No podrás reconocerla,
No podrás asegurarle con los ojos
Que era cierto que os queríais.
No habrá conversaciones en verso,
Ni palabras.
No más articulaciones con la boca,
Quebrarse los pechos,
Ni arañarse con los gritos de lo que no ha sido.
No habrá marcas que contabilizar
En las horas vacías
En las que ella ya no está.
Se destrozarán los pianos desde lo alto
De todas las torres que ocuparon vuestros sentimientos.
Los suyos siempre bien arriba,
Los tuyos siempre desparramados por el suelo.
Cómo se encontrará ella cuando la veas.
¿Habrá ya desquebrajado, su piel, el tiempo?
¿Se habrán hidratado de nuevo sus ojos?
No sé si la próxima vez conseguirán decirte algo.
No sé si su voz podrá pronunciarse,
Si no saldrán graznidos y llantos,
Y todo, absolutamente todo,
Será una jodida mierda de encuentro.
No sé si merecerá la pena ver los destrozos,
Aunque ella siempre pensó
Que las ruinas eran bonitas,
Que las heridas existían porque vivir
Era arriesgado.
Quizá cuando la veas no podrás reconocerla,
Quizá sus ojeras son demasiado pronunciadas,
Y ni si quiera habla y sólo observa.
Quizá su corazón lata muy fuerte
Y su cuello le juegue malas pasadas.
Quizá sea que aún te quiere.
Quizá sea que cuesta olvidarse
Y, aunque no lo veas,
Se habrá mordido las uñas para así,
No morderse las venas.
Te esquivará la mirada.
Y verá el suelo como único consuelo,
Que el cielo queda muy lejos de ese lugar.
Que sí, que no hay sitio perfecto,
Que las distorsiones siempre están presentes,
Pero ella estaba dispuesta a tu infierno.
Qué ocurrirá si, cuando la veas,
La tristeza le ha corroído por dentro
Y lo que necesita es enfadarse con Dios si existe,
Besarte o patalear el suelo.
Qué pasará cuando me veas.
No sé si debo temer mirarnos.

14.06.15

Cristina Merino

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