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domingo, 4 de enero de 2015

Cascabel

El cascabel se destroza, se ciega.
Se expanden sus alas y se marcha,
No vuelve su danza ni su sonido.
Se ha olvidado de sus pálpitos,
De que tiene un corazón que late y bombea con tu nombre,
Que sigue respirando entre la multitud.
Que sigue andando en el vacío insustancial del recuerdo.
Se escapa de su entendimiento la inexistencia,
Cuando entiende que se marcha para no volver.
No habrá más declaraciones en cubierta,
Ni ojos con los que poder hablarte.
No habrá vuelos entre tus castigados dedos,
Ni escondites en las partes más bonitas de tu cuerpo.
El cascabel ha volado, ha muerto y se ha marchado.
Se ha marchitado.
Descansa reposando su sonido en un lecho de rosas,
Que acabarán mutando por ansiarte.
Por enamorarse de una memoria que jamás resultará la misma,
Que siempre cambiará cuando acudas a ella.
Y el cascabel ahí se mantendrá,
Con sus alas extendidas, esperando, a que llegue la hora,
Aunque haya entendido que la muerte viene bajo otras sombras.
Ha enfermado a causa de la nostalgia,
Se ha autolesionado para despistar al dolor.
Se ha marchado, y no veo que haya vuelto.
El cascabel se ha marchado y echo de menos su voz.

04.01.15

C. Merino

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