© 2013-2017 Cristina Merino Navarro


martes, 4 de noviembre de 2014

Aprendí a no echarle más de menos,
A no querer deshacerme como las sábanas en su cama.
Aprendí a callarme los buenos momentos,
Porque los malos eran más y no los contaba.
Aprendí a dejar de esperar correspondencia
Que portara su nombre con manchas de sangre.
Aprendí a desesperarme y a ser impaciente.
Aprendí a olvidar que te esperaba,
Hasta que apareciste de nuevo en las calles
Que habías pensado en no volver.

C. Merino

17.10.2014

No hay comentarios:

Publicar un comentario