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miércoles, 30 de abril de 2014

Fantasma

Arrancabas las hojas de mis pensamientos caídas,
De un suelo vespertino.
Los pináculos atravesaban tu cuerpo
Ante mis ojos desencajados.
Las flores se marchitaron, como un edificio viejo,
Y los pétalos ennegrecieron tu luz tenue y clara.
Las ramas caían desprovistas de tu vida,
Ahogadas en tu sangre que manchaba la tierra,
Aguantando tu alma.
No proyectabas ninguna sombra bajo mis pies,
Cansados y delirantes,
Avanzando sin motivo hacia el vacío que proyectabas.
No se oía tu respiración agitada como imaginaba que estaría,
Ni desbocadas palpitaciones de tu corazón ensordecido.
Tus rodillas ahora encharcadas con el vino de Dionisio,
Jurando con el suelo tu permanencia fija e intacta.
[Preso de mis manos que no querían soltarse, separadas de las tuyas.]
El órgano te dedicaba sus últimas canciones,
Sancionadas por tus leyes absurdas acerca del cortejo cuando alguien muere.
A mí un muerto me dedicaba sus últimas notas que,
                [Después de entender que no las entendía]
Amenazaban mi calma.
Y no establecía reglas para matar al miedo.
Tu piel se retorcía en los grados previos al éxtasis de tu cuerpo agitado,
El lobo aullando provocando espasmos voluntarios bajo mis desnudez marmórea.
Y los pensamientos impuros, oscuros se van armando
Van imponiendo la voluntad del diablo
Y las cenizas,
Las cenizas del tiempo empiezan a arder entre nosotros.
La eternidad arde y nos separa.

30.04.2014

C.Merino

1 comentario:

  1. Así, así dándole forma, me resulta atractiva a la vista señorita.

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