© 2013-2017 Cristina Merino Navarro


martes, 11 de marzo de 2014

No habría rincones escondidos entre dos cuerpos que no se conocen.
Se probarían las miradas y las lenguas se calibrarían.
No habría sangre en las telas, emulando a nuestra humanidad.
Ni tampoco nos importaría nuestro pasado.
Nos olvidaríamos de las sobras de los otros días,
Cuando aún no me sabías ni me habías probado.
No habría caras conocidas en tus ojos claros,
Sólo se encenderían las luces del alma cuando al alba
Te hubiera agotado a mordeduras,
A arañazos sonámbulos perdidos en los jadeos de nuestros dedos.
Habría rastreado tu olor con mis dientes por tu piel oculta,
Y habría saboreado el choque de nuestros colores,
De unas miradas incomprendidas suspendidas en un tiempo ajeno.
Solo despidiéndonos cuando nuestros cuerpos ya se conocieran,
Después de unos letargos de caricias salvajes y silenciosas.
Y aquí me encuentro, contándote qué hubiera pasado.
Dejándote con las ganas de haber vivido en  mi cuerpo,
De haberlo llamado hogar y yo haberte dejado.
Hubiera sido si no hubiera esperado a decir nada
Si lo hubieras dicho todo.
Hubiera sido si yo me hubiera atrevido a tiempo
Si te hubieras parado a pensar si habrías querido,
Hubiera, si te apetecía volar, y enseñarme a extender las alas.
Si me querías a mí. Si te daba igual.
Hubiera. Qué más da. Habría. Pero ya jamás.

11.03.2014

C. Merino

No hay comentarios:

Publicar un comentario