© 2013-2017 Cristina Merino Navarro


martes, 24 de julio de 2018


No tengo alas, a veces, que abracen mi cuerpo. Se esconden hacia arriba, como si quisieran volar sin mí, y me pregunto si tendrán consciencia, si querrán que la intemperie sea mi aprendizaje.
Si me ves, tal vez no te atrevas a tocarme, por miedo a helarte al tacto de mi escarcha mientras me mantengo inmóvil en el suelo. Pero, si rascas, aún hay piel, y sangro. Aún me bombean las venas aunque sea contra una pared, y se derrame por dentro.
Es que hay un núcleo en el pecho que hace ruido.
Existe un grito en la garganta que no ha acabado de gestarse.
Si me ves, entre mis manos entrecruzadas guardo una espada, nacida de mi cuerpo, mientras contemplo la existencia. 
Qué breve es la eternidad mientras siento los párpados pesados, cada vez menos voluntarios, en este letargo absurdo en el que me encuentro. 
Tengo demasiados reflejos de la gente en un cuerpo que no es espejo. Joder, y que tiene alas. ¿Verdad? Por favor, dime que tiene alas. 
Porque YO SOY. Y cuando despierte, tal vez llegue el fin del mundo.
Te lo suplico. 
Que no te engañen tus ojos. Aunque no se vea, el fuego sigue dentro. Aunque no se vea, sigo creyendo y, ahora, sólo estoy rezando hasta que que la espera termine y llegue el día. 
Porque yo soy. Yo soy.
Y cuando despierte, tal vez, llegue el fin del mundo.
Pero seré cuando llegue y blandiré una espada en autodefensa contra el pájaro que se comió al mundo y quiere comerme a mí también. Porque yo soy la espada, yo estoy forjada en los yunques, cosida en hilos de oro.
Yo soy.
Y protegeré al pequeño Ícaro que crece a mi alrededor y me da calor, la pequeña bola de fuego que me revive. Protegeré el sueño de que alguien crea en mis alas, para que así, no mueran, para que así, no muera yo.
Por que, ¿te imaginas que hay seres, ahí fuera, que creen en ti, aún cuando el mundo te cree helada?
Alimento la esperanza de la luz, porque aunque sea pequeña y esté en las tinieblas, ella es fuerte.
Porque quiero creer que yo soy. 
Aunque la mayoría me den por muerta, llega el fin del mundo.
Entonces, despierto.

Cristina Merino

24.07.18

No hay comentarios:

Publicar un comentario