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viernes, 6 de diciembre de 2013

Alegoría a la vejez?

Me di cuenta ya, hace tiempo. Ahora lo rememoro al llegar el fatídico día. Normalmente la gente, en su etapa infantil, no sabe qué es lo que significa desear. El problema se acerca cuando empiezas en la adolescencia. O ya en la pre adolescencia para los más puntillosos. En esos años de granos y amores efímeros deseas crecer, que te vean mayor, ser maduro, a pesar de no saber ni su significado ni lo que implica, ser adulto, aunque no les entiendas. A mí me daba igual. Estaba bien pero me sentía de la misma manera. Veía que la maduración no se trataba de los años, se trataba de las experiencias y que contra más números le sumara a mi DNI más vieja estaba. La conjunción perfecta era sufrirlo todo pero sin envejecer jamás. Los expertos quizás lo llamarían el síndrome de Peter Pan. Yo lo llamo el síntoma de la muerte venidera. El tiempo nos maldice a cada uno de nosotros. No podemos luchar en su contra. El señorito Gray lo sabía. Quizás no deberíamos ponernos ante este acantilado amenazante como él hizo, pero quién no haría algo similar presa del pánico, de las arrugas, de los juanetes y de las pocas fuerzas que te van quedando. El espíritu al final no concuerda con la potencia de tu cuerpo. Tu piel se va quedando flácida. Ya no follas. Ya no comes. Ya no bailas. Ni si quiera lees porque tienes la vista cansada. Y la visa también. Ya no vives porque ya has vivido. Y ha sido un jodido suspiro, un dulce trago de un buen lingotazo. Y qué ha resultado que has hecho con esa bebida temporal: bebértela sin objetivos, solo porque eres un borracho, un adicto. Has sido un adicto a la vida, por si lo que no lo es, da miedo. Por si entonces no eres nada y te largas, porque tienes que hacerlo, y ya no te recuerdan. Y tu bebida fue corta y sin sabor verdadero. Sin subirte. Te casaste, formaste una familia, pagaste impuestos por todo e intentaste convencerte de que era eso lo que querías. Intentaste triunfar. Enorgullecerte de lo que tienes. Bueno, hay muchas maneras de triunfar. Quizás decidiste que te quedabas con los más cercanos, que te olvidaran luego los que no te conocieron.  Otros deciden que el mundo les recuerde. Sino de qué Aquiles es Aquiles, de qué es su talón famoso. Perduraste de otra manera. Triunfaste, no nos engañemos. No todos son Miguel Ángel. Pero se acerca otro año. No sé como ocurre pero sucede así, en un día, y en 24 horas ya eres vieja. En alguna ocasión cambias de década. Y me asusta la rapidez en la que esto sucede. No es como una carrera de coches donde la adrenalina coge forma y te invade. Es un oh dios mío, un oh madre mía. Se pasan los días y la muerte te acecha. Hay evidencias hasta físicas. Y qué has hecho con tu vida, C. Aún no has hecho nada. Los sueños siguen siendo sueños. Aprecias que son solo 20 años. Hubo personas que con 14 cautivaron al mundo. Se suceden las primaveras. Habrá tiempo, C. Esperemos. Porque sigue existiendo el miedo y las ganas. Y en verdad, en frío, no sé qué deseo.

06.12.2013
C. Merino

2 comentarios:

  1. Querida, C., no hables así que me deprimes! Te recuerdo que aún eres joven, ¡qué digo!, aún somos jóvenes y nos queda mucho por vivir. Nos queda mucho pro reír, mucho por correr, ver y sentir. Aún nos queda mucho. No midas tu vida en años, pues son los días los que cuentan. Haz que cada día cuente por sí mismo.
    Missed you <3

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