© 2013-2017 Cristina Merino Navarro


lunes, 1 de agosto de 2016



A veces siento que me pierdo,
Saber que no soy ni nunca he sido.
Que las sombras a veces se aparecen
Más a menudo de lo que deberían
Y que hay nombres que condeno y crucifico
Porque me atormentan
Y  me incitan a irme,
A olvidarme de mí misma
Porque no hay drogas en las farmacias
Para mis trastornos.
Los abismos no se salvan
Ni se saltan en vuelos.
A veces, los abismos sentencian,
Y la condena de conocerte,
Aunque jamás te haya visto,
Parece demasiado grande.
Eres el fantasma oblicuo de una profecía
En la que no podemos vivir juntas.
Afirmo que no puedo existir donde tú existas.
Y si lloro, no es por tu culpa,
Ni por lo malo que en mí provocas.
Es por lo que te llevas de mí
Cada vez que apareces
Aunque no escribas.
Aunque todo.
Porque los nudos en la garganta
No se deshacen a cuchillos.
Porque lo imposible,
Me contaron,
Se conseguía un poco más tarde.
Pero,
Quizás,
No lo sé
Ya no les creo.
Quizás, no sé,
Me llamen desesperanzada
Que no deja de luchar
Por una causa que alguno llamaría perdida.
No puedo.
Casi se va
Mi debilidad favorita,
Y aunque algunos se empeñen
En creer que respirar es un vicio,
Necesito esos pulmones cerca
Para seguir viviendo.
Aunque sea imposible.

Cristina Merino

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